El cobre (Cu) es un metal de transición. Su aspecto es muy característico y fácilmente reconocible: tiene un color rojizo y un brillo metálico.
Las propiedades de este metal están muy bien valoradas. El cobre es muy abundante en la naturaleza y muy fácil de reciclar. Por esto, el cobre es un metal de muy bajo coste. Aguanta la corrosión y la oxidación, es un metal muy resistente. Su conductividad eléctrica y térmica es óptima. Por último, es un elemento muy maleable, ya que es un metal blando y elástico.
Para mejorar sus propiedades mecánicas, se realizan aleaciones con otros materiales. Las aleaciones principales se realizan con latón, bronce o alpaca. Pero también hay otro tipo de aleaciones con muy buenos resultados. Por ejemplo: cobre-cadmio (Cu-Cd), cobre-cromo (Cu-Cr), cobre-hierro-fósforo (Cu-Fe-P), cobre-aluminio (Cu-Al).
Tanto en su forma pura como en las anteriores aleaciones, el cobre tiene múltiples usos.
En el campo de la electricidad y las telecomunicaciones es un material muy demandado por su buena conductividad eléctrica. Cables eléctricos, generadores, sistemas inalámbricos de Internet y telefonía, motores o fibra óptica. En la automoción y otro tipo de transporte también está presente. Radiadores y frenos de coches y camiones, construcción de trenes y piezas de barcos. En la construcción el cobre se utiliza para las instalaciones eléctricas y del agua, en fachadas, en puertas y ventanas. Por último, el cobre también se utiliza para llevar a cabo procesos industriales y la creación de herramientas.