La reducción de costes industriales o en el sector industrial es uno de los puntos clave en cada empresa. Tengo la impresión que durante mucho tiempo, la mayoría de fabricantes ha tendido a ocultar a sus clientes lo que era un secreto a voces. Le subcontrataban ciertos procesos en países con bajos costes de producción como China, Taiwan, India y algunos otros.
El objetivo de cualquier compañía cuando externaliza algún proceso es fundamentalmente el de obtener una reducción de costes, lo que supone un verdadero efecto multiplicador en la cuenta de resultados. Otras razones pueden ser la de tener una mayor eficiencia productiva o una mejora en el servicio al cliente, pero éstas, sin ahorro de costes, se quedan en nada.
Pero siendo las razones tan loables, cabría preguntarse por qué se tiende a ocultar al cliente que existe dicha subcontratación. Quizá sea porque en nuestras mentes ronde la idea de que aquello que se compre en mercados low cost es de peor calidad. Cuando esto no es así, ni muchísimo menos. O no tiene por qué serlo.
Una adecuada estrategia de outsourcing internacional ha de conseguir mejorar la productividad sin que ello suponga un empeoramiento de la calidad. Después de todo, este ahorro en los costes de compra debe estar cimentado fundamentalmente en los menores costes laborales de los países en desarrollo. Pero en ningún caso en un empeoramiento en la calidad del producto o proceso subcontratado.
Hoy en día, el outsourcing es una auténtica realidad en nuestra industria manufacturera, pues la gran mayoría de las empresas han ido disminuyendo progresivamente su presencia en el proceso de fabricación propiamente dicho, de la misma forma que la fragmentación de la producción ha ido ganando terreno, ya sea mediante la subcontratación de bienes intermedios, de todo el proceso productivo, o de ciertas fases del mismo. Y a nadie se le deben caer los anillos por reconocer esta realidad del siglo XXI.
¿Tú qué opinas?